MegaNeura

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8.06.2006



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4 Comments:

At 11:50 a.m., Blogger z kevorkian said...

En el año 2005 un exagente de los servicios de inteligencia soviéticos, ucraniano de nacimiento, Nincola Ustinov, fundó el Instituto Panamericano de Investigadores Independientes; también presidente de la Asociación Internacional de Semiología Pragmática, decidió utilizar un húmedo y viejo sótano en el Centro Histórico de la ciudad de México para que durante siete años funcionara como centro de aprendizaje y prácticas, hasta la muerte repentina de mister Ustinov.

 
At 2:13 p.m., Blogger z kevorkian said...

Esta es la historia del comienzo de una aventura que no ha terminado, y este es el testimonio de uno de los protagonistas, el dr. z. Kevorkian, uno de los discípulos de Ustinov.

 
At 2:16 p.m., Blogger z kevorkian said...

Es difícil pensar que una vida puede rehacerse indefinidamente después de cada fracaso, o de cada ciclo agotado, para decirlo de manera más piadosa. La vida puede comerse a puños desde una particular indolente perspectiva, la de las personas en sus veintes, una edad glamorosa de por sí, en la que los sueños parecen instalarse en distintos matices, desde el amargo más cruel, de emoción pura, hasta el frenesí que se regodea en orgasmos optimismo explosivo a partir de una raquítica experiencia.

Es quizá el más vetusto de los clichés, la edad va fijando aceleradamente las fronteras de lo posible a una mísera materia de carne gris y palpitante de nerviosas fantasías encerradas en una jaula de hueso. Así es que a mis cuarenta y cinco quería empezar una nueva vida, miserable y aburrido pleonasmo para los sin remedio como yo, pero esta vez sin el entusiasmo jovial de hace veinte años, cuando me embarcaba en la temible aventura de tener una familia; hoy la necesidad que mordía mis sueños exprimiéndolos hasta convertirlos en pesadillas de desesperación que de inútiles, me impelen a volver el rostro lo más lejos, hacia otro absurdo horizonte de atardeceres de un gris poco auténtico, aunque de rigurosa melancolía.

 
At 6:25 p.m., Blogger z kevorkian said...

Más de veinte años de haber salido de la escuela superior de periodismo, sin jamás haber ejercido es una maldición difícil de digerir; con una diario y enferma afición de imaginar, ver pasar, a lo largo de dos décadas, mis improbables vidas alternativas flotantes y evanescentes como fantasmas podridos de insuficiencia. Casarme muy joven, antes de salir de la universidad, tener dos hijos, ser presionado y embaucado por mi suegro para trabajar con el diputado Martínez.

Diecinueve años en un trabajo así es demasiado, hasta para los veteranos, vivir en el entredicho de la profesión no ejercida, la vocación jamás vivida, la carrera truncada, el ninguneo disfrazado de aprecio, forzado a ver la política como potestad inmanente, la imposición brutal de lo humano aplastado en lo cotidiano. Y entre chofer y mensajero, alcahuete, chalán, asistente, secretario particular, guardaespaldas, criado, consejero, entre las sombras, la inercia de las sobras y las propinas a cambio de una moderada prosperidad material, el delicioso sedante del dinero y del influyentismo de tercera, sainete inevitable, cruel espejismo de largo alcance, hasta que el amargo hedor de la corrupción corroe al más ingenuo consuelo.

 

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